viernes, 19 de abril de 2013

Úbeda y Baeza, Patrimonio de la Humanidad (Por un millón de pasos)

Despues de una noche de descanso, y de ocio, donde recorrimos algunos de sus bares típicos, y por qué no? Degustar algunas de sus famosas tapas, recordad que Jaen al igual que Granada también es conocido por acompañar de unas sabrosas tapas nuestra copa de vino, o nuestra cervecilla. Gracias al buenísimo tiempo de esta semana hemos podido disfrutar de todo lo maravilloso de Andalucía, sus gentes, su magnífico tiempo, y sus maravillosos lugares.
Habiéndonos recuperado, y tomado un buen desalluno, obligatoria una tostada de aceite de oliva, para ello estamos en la capital mundial del aceite de oliva del muno, nuestro oro líquido, y base de una enorme economía en la zona, partimos dirección Úbeda y Baeza.

Las ciudades de Úbeda y Baeza, declaradas Patrimonio de la Humanidad, conservan aquel hechizo de hace 500 años y las convierte en el máximo exponente del renacimiento español. Rodeadas de olivares con el Guadalquivir a sus pies, estas dos ciudades conservan entre sus calles el trazado original de tiempos remotos. Úbeda representa la arquitectura privada y el poder civil, y Baeza la arquitectura pública y el poder religioso. Las dos figuras más destacadas de aquellos tiempos fueron Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I, y su arquitecto Andrés de Vandelvira, autor de los más soberbios monumentos de ambas ciudades.
La singularidad de Úbeda y Baeza se hace palpable en sus trazados urbanísticos e importantes edificios.


En Úbeda encontramos la Plaza Vázquez de Molina, considerada una de las más bellas de Europa, es un recinto abierto donde se alzan los monumentos más destacados del renacimiento, como la Capilla Funeraria del Salvador del Mundo, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, el Palacio de Juan Vázquez de Molina.

En Baeza sobresalen la plaza de Santa María, que ejerce de epicentro de la ciudad noble, donde destaca la Catedral consagrada a la Natividad de Nuestra Señora, además encontramos la iglesia románica de Santa Cruz, el Palacio de Jabalquinto, el Ayuntamiento o la Plaza del Pópulo.


En estos lugares, el viajero se sumerge en un paseo repleto de historia, un lugar parado en el tiempo, donde la poesía, el legado de la piedra, los sabores del aceite y sus tradiciones, convierten a estas dos ciudades en un legado cultural irrepetible.
 

 




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